Detalle de "El Gusto, el Oído y el Tacto". Alegoría de Brueghel El Viejo (1618)
Desde bien pequeños se nos enseña que
existen cinco sentidos y que si somos capaces de ver más allá de lo obvio
tendremos un sexto. De la difusión universal de esta inexactitud tiene cierta
culpa el filósofo griego Aristóteles que sentenció «Que no existe ningún otro sentido aparte
de los cinco —me refiero a vista, oído, olfato, gusto y tacto —» en su
obra De Anima ("Acerca del
alma").
Así, hemos
mantenido durante miles de años esta afirmación pese a que la neurología
moderna lo describa de otro modo. En realidad un sentido viene definido por un
grupo de células (sensoriales) que responden a un fenómeno químico, mecánico o
luminoso específico y que mandan señales a una región concreta del cerebro
donde se interpretan. Como resultado de este enfoque se ha llegado a aceptar la
descripción de 21 sentidos. Incluso algunos autores, como el psicólogo Michael J. Cohen en su libro "Reconectando
con la Naturaleza", han aventurado nuevas clasificaciones incluyendo un
total de hasta 53 sentidos.
Para que no quepa
duda, repasaremos la lista de los 21 sentidos científicamente aceptados y qué ha hecho
considerarlos como tales:
·
VISTA: se compone en realidad de dos sentidos, la percepción
de la luz y del color que vienen dados a su vez por dos
tipos de células de la retina, conos y bastones. Algunos animales poseen
células específicas únicamente para detectar el movimiento.
·
OÍDO: en el órgano de Corti existen aproximadamente
24000 células receptoras que transforman las
vibraciones en impulsos eléctricos que recibe el cerebro.
·
OLFATO: la nariz humana posee alrededor de 400 tipos de
receptores olfatorios que envían señales al cerebro cuando las sustancias
odoríferas se ponen en contacto con su membrana.
·
GUSTO: la lengua contiene receptores para los sabores dulce, salado, ácido y amargo. Existe
además un quinto sabor que aparece cuando se detecta glutamato, el umami, cuya traducción literal
del japonés es "que sabe bien".
·
TACTO: algunas clasificaciones lo dividen en dos sentidos,
percepción del tacto sutil y de la presión.
·
TERMOCEPCIÓN: permite detectar los cambios de temperatura
(calor y frío).
·
NOCICEPCIÓN: es el sentido que nos permite percibir el dolor, bien sea visceral, somático o
cutáneo.
·
PROPIOCEPCIÓN: informa al cerebro de la posición relativa de las partes del
cuerpo. Es el sentido que se pierde cuando se llevan unas cuantas copas de más.
·
MECANOCEPCIÓN: los sentidos cinestésico, vestibular y del equilibrio permiten ser conscientes de los
movimientos musculares, el nivel de esfuerzo, la tensión muscular y la
postura.
·
RECEPTORES INTERNOS: son los más apasionantes y
desconocidos. A nivel interno existen grupos de células que envían información
al cerebro sobre la presión osmótica del plasma (sed) y las
diferencias de concentración de glucosa en sangre (hambre). Además,
el pH del líquido cerebroespinal, el nivel
de llenado de los pulmones o la cantidad de oxígeno en sangre nos permiten saber cuándo debemos o no
respirar y con qué ritmo.
Si aun así usted cree que es de
aquellos que son capaces de ver más lejos de
la realidad inmediata podrá afirmar orgulloso que no tiene un sexto
sentido, sino al menos un vigesimosegundo.
Por @LuisadeGarnica para @CienciasImpuras
Por @LuisadeGarnica para @CienciasImpuras
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