jueves, 20 de agosto de 2015

La ciencia de la sonrisa ¿Cómo diferenciar una sonrisa sincera de una falsa?


Puede que la sonrisa humana sea de los pocos gestos en los que un animal enseñe los dientes a sus congéneres sin que esto suponga a priori una amenaza, aunque regalar una sonrisa a nuestro interlocutor no necesariamente signifique que le tengamos simpatía. En el resto de especies y fundamentalmente en los carnívoros, mostrar los dientes y abrir los orificios nasales son señales de encontrarse en la antesala de un posible ataque. Si uno se encuentra frente a un perro o una rata y ve que sus labios se retiran hacia atrás para dejar ver su resplandeciente dentadura apretada más vale retirarse a tiempo, ya que lo más probable es que se sufra un mordisco de manera inminente.

En cambio en la comunicación entre primates los gestos de amenaza en los que entra en juego la boca consisten en retirar los labios hacia atrás pero con los dientes separados  ─ piense en cualquier discusión un poco subidita de tono ─.

Lo sorprendente de la sonrisa es que no consiste en un comportamiento aprendido, el hombre está evolutivamente programado para ello. Los bebés empiezan a sonreír entre las 6 y las 8 semanas de vida, e incluso se ha comprobado que los niños ciegos son capaces de sonreír ante situaciones agradables a pesar de que nunca hayan visto ese gesto.

Se han descrito más de 50 tipos de sonrisas y su significado. Pero, ¿cómo diferenciar una sonrisa sincera de una sonrisa falsa?

En psicología se distinguen tradicionalmente dos tipos básicos de sonrisa en función de los músculos implicados en el acto de sonreír. La sonrisa de Duchenne – sonrisa verdadera – implica la contracción de las mejillas y el levantamiento de los labios (músculo cigomático) y la contracción de los músculos alrededor del ojo (músculo orbicular) con la aparición de las arrugas conocidas como “patas de gallo”. La contracción de los músculos orbiculares es necesariamente involuntaria, ya que estos músculos de la cara se accionan por mecanismos cerebrales no conscientes. En la sonrisa falsa – no Duchenne – solo están implicados los músculos de las mejillas, que actúan bajo la influencia de regiones conscientes del cerebro. Es esa sonrisa que se pone cuando alguien hace una foto e interpela a exclamar “¡patata!”. La sonrisa de Duchenne implica que detrás de ella existe una emoción positiva (diversión, satisfacción, alegría,...). Por el contrario, una sonrisa en la que no estén implicados los ojos “no tiene nada detrás”, es decir, ninguna emoción.

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Algunos investigadores han comprobado en sus estudios que el 71% de la gente es capaz de imitar una sonrisa de Duchenne al enseñarles una foto de una persona sonriendo sinceramente.  La cuestión es que podemos imitar fácilmente los gestos faciales del que tenemos enfrente en situaciones neutras, como es el caso de este laboratorio o un actor concentrado en hacerlo. La cosa se complica en caso de estar teniendo emociones negativas en cualquier situación de la vida real.

¿Cree que es usted un gran actor y que nadie podrá diferenciar su sonrisa falsa de cuando la muestra sinceramente? No esté tan seguro. Entre el 40 y el 90% de la población es capaz de detectar la autenticidad de una sonrisa.


Sonría por tanto sinceramente aunque corra el riesgo de tener más arrugas alrededor de los ojos. Está demostrado que ayuda a ser considerado socialmente y su interlocutor lo percibirá como una buena persona, amable, extrovertida, abierta de mente y en la que se puede confiar.

Por @LuisadeGarnica para @CienciasImpuras

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