miércoles, 23 de diciembre de 2015

Este no es mi Jesús, que me lo han cambiado


ESPECIAL DE NAVIDAD

Científicos forenses de la Universidad de Manchester reconstruyen el rostro de Jesús de Nazaret a partir de cráneos de la época hallados en Galilea. La imagen del "nuevo Jesús" dista mucho de la instalada en la memoria de Occidente.

La Navidad (del latín nativitas, nacimiento) es la fecha en la que el cristianismo (anglicanos, católicos, ortodoxos y otras iglesias) celebra el nacimiento de Jesucristo. Tradicionalmente se nos ha mostrado una imagen de Jesús caucásica, de bellas y finas facciones, con una melena lacia, más bien clara cayendo sobre los hombros. Esta imagen, según la opinión de algunos expertos, tiene mucho que ver con la hallada en la famosa Sábana Santa de Turín donde se cree que fue envuelto el cuerpo del hijo de Dios tras su muerte.  La sábana goza cada vez de menos credibilidad a medida que van avanzando la ciencia y las técnicas forenses.
Imagen de la Sábana de Turín. 

 
Precisamente un profesor de ciencia forense retirado de la Universidad de Manchester, Richard Neave, ha reconstruido recientemente la imagen de Jesús y los resultados nada tienen que ver con esa estampa idílica del Salvador que el común de los mortales estamos acostumbrados a ver. A partir de tres cráneos encontrados en Galilea - actual Israel -  y contemporáneos de Cristo, el Dr. Neave ha conseguido modelar una imagen de Jesús mucho más acorde con lo que cabe esperar de un hombre nacido en esa época, esa zona y ese ambiente.
 
Para ello el profesor Neave ha diseccionado las calaveras con la técnica radiográfica conocida como tomografía axial computerizada (TAC), que permite ver estas piezas divididas en secciones muy finas. Seguidamente, por medio de programas informáticos especializados los investigadores han simulado el relleno de músculos y piel que encaja en las estructuras óseas estudiadas. El equipo de Neave no solo se ha limitado al aspecto físico del asunto, sino que además ha investigado las representaciones artísticas de la época halladas en distintos puntos arqueológicos de la zona y pasajes de la Biblia y otros textos que pudieran orientar la reconstrucción del hombre judío medio del siglo I que pudo ser Jesús de Nazaret.
 
Como resultado nos encontramos con un Cristo más bien menudito (1.50 m, 50 kg), de tez oscura por el trabajo como carpintero al aire libre, nariz ancha, con espesa barba y pelo negro rizado. Los ojos oscuros y almendrados, según muestran las pinturas que han servido de referencia.
Reproducción del aspecto de Jesús generado por el Dr. Neave. / independent.co.uk
 
Richard Neave ha sido artífice de la reproducción, por medio de técnicas de arqueología y criminología forense, del rostro de otros personajes históricos como el padre de Alejandro Magno, Felipe II de Macedonia, o el Rey Midas.
 
Vista la imagen digital de Cristo, generada por el profesor Neave, decepción habrá entre muchas beatas y adoradores de la imagen de Nuestro Señor Jesucristo de tradición renacentista. Bien seguro es que si sale el tema en alguna cena de Nochebuena o comida de Navidad habrá polémica entre los comensales que será resuelta con un “Este no es mi Jesús, que me lo han cambiado. ¿Cómo no va a ser guapo el hijo de Dios?” exhortado por la clásica tía soltera. Pues bien señora, sepa usted que hijos de Dios somos todos, los feos y los guapos, y que las técnicas forenses de reconstrucción facial son igual de válidas para ambos. Sirven tanto para resolver crímenes como para el que tenga el atrevimiento de hablar a Dios de tú como el hombre de carne y hueso que fue y parte de la Historia. Esta osadía ya es cosa de cada uno.

Luisa de Garnica para @Cienciasimpuras

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